[Isla Hidra] - Domo - Grecia

por **Mihael** Lun Jun 10, 2013 8:50 pm

Por fin se encontraba en el lugar que estaba buscando, lo costo bastante tiempo, pero aún así pudo encontar a la persona que buscaba. Se encontraba frente a él, su aspecto era realmente temible, pero de más está decir que una persona como Mihael no se iba a asustar por este sujeto. Su vida había sido demasiado dura como para ablandarse por un cuerpo grande con cicatrices y una máscara.

Lo primero que pensó fue que era un ridículo, pero no podía faltarle el respeto tan rápido, lo necesitaba. Creía que era la única persona que podía ayudarlo a alcanzar esa fuerza interior, ese dominio que permitiría que sus técnicas aprendidas sean realmente letales, después de tanto tiempo de practicarlas. Y todo se lo debía a su habilidad, esas almas que solo él veía le enseñaron el camino que debía seguir, eran todo para él... casi como sus hijas...

Se tragó todo lo que tenía para decir, pero aunque trató con todas sus fuerzas, no pudo ser amable con el extraño. -Estoy aquí para que me entrenes.- expresó con una total falta de cortesía. No era su fuerte la comunicación, no al menos con personas vivas...

por **Mihael** Miér Jun 12, 2013 1:30 pm

Realmente todo era más duro de lo Mihael esperaba, llevaba meses entrenando en esa dura isla sin siquiera tomarse un día libre, pero los resultados eran realmente favorable para el joven. El dominio de las almas errantes era mucho mayor de lo que jamás había logrado, las manipulaba a su antojo, y a una velocidad que jamás había logrado también.

El maestro era duro, exigente, muy poderoso, pero Mihael estaba dentro de sus alumnos predilectos debido a su poder innato; pero a pesar de ello era al que más presionaba, seguramente porque tenía muy claro que llegaría a ser alguien realmente poderoso, era necesario que siguiera el camino adecuado para que todo ese potencial que tuviese no se ponga en contra de los ideales que su maestro defendía.

El entrenamiento se extendió más de lo que Mihael esperaba, pero un día, después de tantos meses de entrenamiento; su maestro le hizo saber que no tenía más nada que enseñarle, su dominio de las almas había llegado a tal punto que era superior al de su maestro, por lo que se despidió de él sin cordialidad y se alejó del domo en el que se encontraba.

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