Datos para las fichas

Historia: Mi Historia comienza con un copos de nieve si, copos de nieves seguido por el bello rostro de ella sus ojos de miel llenos de preocupación, pero al ver esa reconfortante rostro me desvanecía  calmo para luego despertar en una cabaña humilde, pero cálida y con ese rostro ahora dormido sobre mi cintura.
Trate de moverme pero un dolor recorrió todo mi cuerpo y en mi intento ella abrió los ojos lentamente dibujando una sonrisa acompañada de un...
Elizabeth: Hola... ¡ya estas despierto qué bueno! yo sabía que estarías bien, pero debes tratar de no moverte demasiado tu cuerpo está muy mal herido y mejor ni hablar de tu cabeza.
Su dulce voz me confundió un segundo pero respire y respondí:
Azrael: Yo... Hola, ¿dónde...dónde estoy? ¿Quién eres? yo no puedo recordar nada...
Elizabeth: mi nombre es Elizabeth y estas en mi casa. Mi Abuelo y yo te encontramos en el bosque al pie de las montañas.
Te llamas Azrael, ¿verdad?
Azrael: yo... no lo sé, no puedo recordarlo...yo.
Elizabeth: OH cuanto lo siento es que cuando mi abuelo y yo estábamos curándote mi abuelo encontró en tus bolsillos un collar con un dije que decía Azrael y supusimos que ese era tu nombre.
Azrael: no estoy seguro no recuerdo nada solo...
Elizabeth: yo creo que es un bonito nombre (interrumpiéndome dijo)
Sonrojado por sus palabras no dude en aceptar.
Azrael: entonces supongo que ese es mi nombre.
Así fue como conocí a Elizabeth y a su abuelo Rokusho un hombre digno, honrado y lleno de bondad. Quien fue alguna vez en su juventud un caballero protector del santuario, con el tiempo él me vio como un hijo y por lo tanto decidió entrenarme. Yo tal vez tenía unos 7 años cuando comenzó mi entrenamiento. A menudo me contaba historias de antaño como caballero y a la vez me enseñaba la importancia del cosmos y por sobre toda las cosas lo importante de la amistad, del amor, la justicia valores que como él decía "serás lo que debas ser o no serás nada y lo que yo siento en ti es que serás todo lo que un verdadero hombre es."
Mientras mi entrenamiento aumentaba., mis heridas siempre eran curadas por mi queridísima Elizabeth, siempre cuidándome, hasta me había tejido una bufanda roja, se preocupaba por cada detalle y enfadada con Rokusho y conmigo por mi duro entrenamiento. Además de que luego debía trabajar, ya que éramos humildes, con mi trabajo no siempre alcanzaba para alimentarnos todo el año, por lo que debíamos salir a cazar en la nieve con mi maestro así podíamos pasar los fríos inviernos nevados de la Tierra del Fuego.
Todo iba bien hasta ese invierno que íbamos tras un huemul (venado) yo tendría algo de 10 o 11 años ya casi alcanzabamos al venado hasta que nos cruzamos con unos cazadores que seguían al mismo animal.
Cazador 1: ¡¿qué hacen aquí? Este es nuestro territorio, Váyanse ahora!
Maestro Rokusho: lo sentimos no quisimos molestarlos ya nos retiramos.
Azrael: ¡PERO MAESTRO! Seguimos a este huemul durante todo el día!
Maestro Rokusho: ¡Silencio Azrael! Vámonos a casa.
Fue la primera vez que mi maestro Rokusho subía su tono de voz, por lo que calle y nos fuimos, en el camino de regreso nos encontramos con otro venado y decidimos cazarlo o ese sería un invierno muy largo y difícil. Lo atrapamos e íbamos festejando nuestra suerte por la caza afortunada.
Esa noche cenamos contentos nuestro festín y dormimos muy temprano como siempre así  a la mañana siguiente salir a buscar leña para la  noche.  Al otro día desperté con un terrible presentimiento pero aun así lo asocie con un mal sueño y salí  por la leña.
Al atardecer me dije a mi mismo: con eso será suficiente y comencé mi retorno con la leña a los hombros. A mitad de camino ese mal augurio otra vez apareció y apure mi paso por que mientras más me acercaba a la cabaña más sentía el mal presagio a tal punto que solté la leña. Comencé a correr en la nieve y llegando escuche un grito, si era el grito de ella (¡Elizabeth repetía con locura!)
Era ella sin duda. Mi Elizabeth sostenida por dos hombres que reconocí como los cazadores del anterior día y a mi maestro en el piso siendo brutalmente golpeado por los otros.
Uno de ellos me miró y dijo a los gritos:
Cazador 1: ¡ahí está el otro ladrón!
Muy indignado respondí
Azrael: ¡Yo no soy ningún ladrón, Deténganse ahora!
Y por detrás dos más me agarraron antes que pudiera hacer algo.
Cazador 1: niño tú y el (señalando a mi maestro Rokusho) son ladrones y deben pagar las consecuencias por cazar en nuestros territorios.
Uno de ellos dijo “alejémonos de la cabaña, los gritos alertarán a los vecinos” y nos llevaron al bosque.
Una vez dentro del bosque, otro de ellos me golpeo con la culata de su escopeta y en eso mi maestro dijo: “es suficiente ya recibimos bastante castigo no volveremos  a cazar en sus territorios”.
Cazador 2: nosotros diremos cuando es suficiente castigo viejo. Y nos aseguraremos de que no vuelvan a cazar en nuestras  tierras, maten al chico así aprenderán.
En ese momento Rokusho encendió su cosmos y golpeo a mi ejecutor antes de asesinarme y así fue su última voluntad la de defender al inocente, siendo  asesinado… asesinado a sangre fría ante mis ojos, a mi mentor, él fue casi un padre para mí, en mi afán por salvar su ya sofocada vida, todo el poder de mi cosmos fue liberado al fin, al sentir ese poder correr por mi cuerpo por primera vez pude romper la barrera de la luz  podía ver los perdigones y balas lentamente  y atacar a cada  uno de los cazadores fácilmente  noqueando así a cada uno de ellos. Me acerque rápidamente a mi maestro Rokusho, me dijo "salva a Elizabeth", corrí a la cabaña, escuché un disparo y pude ver su rostro desaparecer en la nieve bañada en el rojo de su sangre... su sangre… eso despertó en mi algo distinto, un odio, un odio que acertó un golpe que explotó  en cólera, un golpe asesino que acabo con la vida de ese cazador, asegurándome que sufra el mismo destino que mi maestro Rokusho.  Satisfecho mi sed de venganza (o al menos eso pensé) corrí hacia ella lanzándome en la nieve, la tome en mis brazos, la mire, mire su herida de bala en el abdomen y  sin poder contener el dolor en mi rompí en llanto. Trate de formular palabras, sin lograrlo hasta que ella con su última sonrisa me dijo:
Elizabeth: Azra… Azrael.
Azrael: Elizabeth, nooo… mi dulce Elizabeth no ahora no yo… ¡mi amor!
Elizabeth: (me volvió a sonreír y con sus grandes ojos amarillos y sus labios de rojo): esta… ras bien yo lo se…. Prométeme…. que llevaras tu vida como siempre y yo estaré contigo mí amado Azrael, mi valiente y buen Azrael te amo…
Azrael: así será mi amada Elizabeth, lo juro.
Esas fueron sus últimas palabras, palabras que jamás me olvidaré. Me levante y lleve su cuerpo hasta donde estaba mi maestro, que ahora se había arrastrado para poder sentarse en un árbol. Cuando vio mi rostro entendió rápidamente lo sucedido y me dijo: yo cuidare de ella ahora y la guiare hasta el limbo. Hijo ahora eres un hombre recuerda siempre lo que te enseñe, vive tu vida para la justicia, no dejes que el odio nuble tu camino, ama a la humanidad, respétala  y sírvele  en todo momento, con toda tu alma. Eso es lo que yo y ella (mirando a Elizabeth) deseamos para ti Azrael sé que lo harás bien... adiós Azrael recuerda se dig….no hijo mío.
La  vida de mi familia se extinguió así con el suspiro de esas últimas palabras. Colérico ante el odio que ahora me hacía desear la sangre de los restantes cazadores que anteriormente había noqueado algunos ya conscientes trataron de huir y yo los cacé. Los maté a todos, uno a uno, golpe a golpe hasta desfigurar sus rostros. Tal era mi ira que no logre darme cuenta que uno de ellos logro dispararme, desangrándome así mientras mi sed de sangre se apagaba. Cuando acabe con ellos me levante y rápidamente entendí que no fui digno y que la venganza no me satisfacía, por lo que mi deseo de vivir se iba perdiendo a medida que mis ojos lentamente se cerraban y veía el cielo mientras me dejaba desplomar en la nieve recordando el dulce rostro de mi Elizabeth y en el silencio y la oscuridad de mis ojos cerrados la escuche, escuche su voz muy cálida  insistente que repetía mi nombre.
Elizabeth: Azrael... Azrael, Azrael ¿acaso estas dispuesto a romper tu promesa? No puedes morir Azrael, me lo prometiste a mi a mi abuelito.... en que estás pensando Azrael?
su voz insistía ahora con más autoridad.
¿Que eres Azrael? un simple asesino o un hombre de bien, ¿quién eres Azrael?
Azrael: Elizabeth mi amor... ya no puedo moverme... yo... cuanto lo siento.
Elizabeth: ¡NO Azrael LEVANTATE! si alguna vez me amaste levántate!.
y su voz fue el impulso que encendió mi cosmos una vez más y así con todas mis fuerzas me levante moribundo pero lleno de voluntad, camine y me arreste por la nieve dejando un rastro de mi sangre, con el objetivo de llegar al pueblo.
Así fue como comenzó mi camino a convertirme en un caballero, un santo del Santuario. Un santo fiel al servicio de Athena y a la vez un hombre con una promesa sellada por el amor. En deuda con la humanidad.
Ese soy yo Azrael el caballero que vela por la humanidad.

Habilidad Especial: Psicomimetismo: El accidente que infringió daño en el cráneo de Azrael de niño despertó una habilidad psico-mental que consigue analizar los patrones de ejecución de ciertas habilidades y mimetizarlas casi por completo, esto se debe a que los ataques o defensas enemigas tienen experiencia y entrenamiento y las habilidades imitadas por Azrael solo son utilizados por primera vez y se miden según el poder de este caballero aunque pueden perfeccionarse si se repite el uso en el combate. Puede retener habilidades físicas ofensivas o defensivas que haya recibido o comprobado en un combate.